Aitanita

Querido lector, bienvenido a mi mundo

Londres, Queens Theater

"Les misérables"
19:20 8/12/15

10 minutos antes de la obra
Palco superior
Susurros, murmullos. Mientras los más puntuales se acomodan en su butaca, los rezagados entran por las puertas laterales... Los músicos hacen pruebas de sonido de diversos instrumentos, la mayoría de ellos de viento.

El teatro no es excesivamente grande, pero la decoración clásica y los decorados de oro lo hacen majestuoso. Me estremezco sólo de pensar en todas las personas que han entrado aquí a lo largo de los años, y los cientos de obras y musicales representados en este escenario, un escenario que está tan cerca y a la vez tan lejos de mí, de mi vida. Las luces tenues iluminan los pasillos, yo, de pie en medio de uno de ellos, me pregunto cómo se hubiese vivido la obra desde el palco de butacas... Como será poder ver a los actores tan de cerca, el sudor, la tensión, el contacto, sentir su aliento.

El teatro me apasiona, pero soy una de esas abnegadas, temerosa de arriesgarse a vivir esta vida de aventuras y emociones, esta vida tan real, tan viva. Poco a poco se están llenando las butacas, exactamente quedan 5 minutos para que empiece, y la imagen del musical ya luce en la pantalla del proyector. El murmullo va en aumento. La mujer que maneja los focos acaba de tomar posición y una flauta travesera inunda el espacio, tan dulce, acompañada de un alegre clarinete.

4 minutos. Veo alguna butaca libre más abajo en la que intentare sentarme más tarde sí es que puedo. Quiero verlo, sentirlo, disfrutarlo. Se nota una gran diferencia entre los que ocupan el patio de butacas y los que están arriba, como yo. La gente de abajo es más elegante, recatada, con aire de indiferencia. Los de aquí arriba somos la mayoría extranjeros, y por lo que parece estamos más atentos al escenario, aunque no haya nadie en el todavía. Creo que molesto un poco en el pasillo.

2 minutos para el comienzo. Algunos miran hacia abajo, ansiosos, otros leen el folleto y otros simplemente hablan con el de al lado, ríen, comentan... El ruido aumenta, tanto de los instrumentos como del público. Ahora afinan los violines.

Me mandan a mi asiento, al cual consigo llegar tras hacer levantarse a unas cuantas personas, siempre me ha parecido muy incómodo el camino hasta llegar a los asientos centrales. Llego, me siento. Otra vez atrás. Las luces descienden. Un hombre habla. La obra va a comenzar...


Rima IV

Dormidos están en la espuma de las olas
Resuenan canciones dentro de las caracolas
Miradas que se pierden en horizontes abiertos
Fácil es soñar cuando uno esta despierto
Sólo escuchar, estar atento
La vida te sueña
Sueña contento


Necesidad de evasión absoluta

Y aquí, escribiendo, perdiendo el tiempo de la manera más bonita que conozco.

Creo que terminaré siendo una de esas escritoras que escriben por los cafés de las ciudades, no sabéis la de tiempo y la de ideas que he perdido por no estar haciendo lo que verdaderamente me gusta. Ahora quiero que hable el corazón, quiero dejar de bloquearme con estupideces y poder desatarme, desenvolverme. Quiero ser huracán.

Te echo de menos, no exactamente a ti, sino a lo que éramos. Me encantaban esos ratos en los que no hacíamos nada, y a pesar de todo no hubiese querido estar en ningún otro sitio.

Quiero enredarme entre tus sabanas, observar como la luna baña de plata  tu cuerpo.

Quiero comerte poquito a poco hasta llegar a tu corazón y allí quedarme para escucharlo

Dios, como me gustaba escucharte

¿Que nos queda? Nada más que recuerdos rotos

La mentira

Todo es mentira, estamos hechos de engaños

Fingir

La vida es un teatro en el que fingimos cosas que realmente ni somos ni comprendemos

Basta ya de cosas tristes, escribiré sobre el origen del amor

(pasan los minutos sin ideas ni inspiración y vueves a mi mente)

y poder parar el tiempo, y quedarme eternamente a tu lado, escuchando aquellas canciones, las notas que me erizaron los sentimientos.

Estoy empezando a vivir en mi añoranza, a disfrutar echándote de menos.

"Estoy soñando, volando sobre las nubes, esperándote. Es una noche silenciosa llena de estrellas, las mismas estrellas que veíamos, soñábamos. Ojalá supiera todas esas cosas, no hay nada que dar, es una noche oscura y brillante, pero cuando estoy contigo me siento a salvo, a pesar de estar mas lejos que nunca. Estamos sobre la luna, es una noche perfecta, tu sombra me persigue y se asegura de que estoy bien, a pesar de que estemos mas lejos que nunca, mas lejos que nunca, mas lejos que nunca "

Karen O (The moon song)

Coincidencias, y qué peligrosas se vuelven las metáforas.

Ese momento en el que te das cuenta de que no puedes volver atrás

Y soñaba volver a perderse en el oleaje de sus sábanas, soñaba un amanecer cogida de su mano, una luna llena, un sentir liviano.

Un mundo rosa en un país lejano, donde poder respirar a la par y seguir soñando...




Este escrito es un sentimiento puro, limpio y fuerte. No pondré ni tiempo ni lugar, ya que eso ni interesa ni importa.

Manual del hablante

ADVERTENCIA: usted está a punto de usar La Palabra


Una Palabra, un simple trazado en un papel, una forma en contraste con un folio con la increíble capacidad de convertirse en un sentimiento. Pero el sentimiento que La Palabra pueda provocar en usted, querido lector, no es un sentimiento intrascendente, no: La palabra le erizará la piel, le recorrerá en cuerpo entero en forma de escalofrío huracanado, le hará llorar, alegría, apretar los dientes, rabia, crepitar el corazón, amor, y cerrar los ojos, tristeza. Si, como ha oído, La Palabra bien escrita provocará en su persona los sentimientos más puros y profundos que experimenta el ser humano.
La Palabra es un arma noble, inquebrantable. Pero ha de saber, querido lector, que este arma es, con diferencia, mucho más fuerte y peligrosa que el resto de las armas, pues La Palabra se dirigirá directamente al corazón y a sus rincones más inhóspitos. Es pura, cortante, precisa y limpia. No dejará en su cuerpo sangre ni cicatriz, pero le marcará con algo mucho peor: recuerdo.
Muchos quedarán estupefactos al ver cómo unos simples símbolos puede desatar esta ira, esta erupción de sentimiento. Ni los mares más bravos ni el incendio más demoledor se asemejarán nunca a la fuerza infinita de Las Palabras.
La Palabra, por tanto, es el arma más peligrosa que puede usted utilizar. Así que hágalo con cautela y honor. Y sepa usted, querido lector, que un arma mal usada será despreciada y odiada, pero también sepa que un arma bien usada, puede llegar a cambiar el mundo y hacer de este un lugar más ameno.

Queda pues usted advertido del potente poder de La Palabra.


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